La Crisis de Participación y las Organizaciones Barriales
A propósito de la Asamblea de vecinos realizada en La Biblioteca Belisario Roldan
El 30 de mayo se realizó una asamblea vecinal para tratar la situación del Centro Cultural y Biblioteca Pública Belisario Roldán,
Pero ¿en que estado se encuentra y como llegó a esta situación?
Si no respondemos a esta pregunta no podremos acertar, aunque sea parcialmente el camino a seguir.
La única legalidad preexistente es la voluntad popular.
Este hecho elemental debe necesariamente ser reconocido por la «voluntad representativa», de lo contrario se entraría en una crisis difícil de soslayar (al menos al comienzo)
La voluntad popular en un comienzo, era proveer al bien común, y los vehículos eran los propios participantes.
Como toda estructura, esta, a través de los estatutos, creó las condiciones para perpetuarse.
Con el tiempo todo cambió, la necesaria reformulación de los objetivos y el cambio generacional, que garantizan el devenir histórico de toda sociedad, no se produjo.
Se produce si, entonces, una ruptura, un vacío, entre «lo viejo, que no termina de morir, y lo nuevo, que no termina de nacer».
Un pequeño grupo de dirigentes, aislado de la sociedad, viviendo en un mundo que no existe, entrega a la consideración de los vecinos, una institución decrépita, sin asociados, el edificio en ruinas, atendido por personas ilegalmente constituidas, el patrimonio vaciado, sin libros, sin registros de cual ha sido su historia, y sin constancias de la actitud de los que detentaron la titularidad de los bienes, de manera fehaciente.
Hasta aquí la situación. Mientras tanto, ¿ que pasó en la asamblea?
Es necesario señalar que es inútil buscar una salida legalista a una situación absolutamente anormal. Nadie asumió la responsabilidad de las causas que llevaron a esta situación, mas bien se echó la culpa de ello a la no participación vecinal, que es cierto, pero los que mas conocían la situación de la catástrofe eran los que estaban al frente de la institución, a los que pareciera que hay que levantarle un monumento.
La depositaria del haber cultural, a punto de perderse, es la propia comunidad, y ella debe hacerse cargo legítimamente de un bien que es su patrimonio histórico y que le pertenece, No se salvará comisionando a un grupo de buenos vecinos, que por muchas razones, no están en condiciones de llevar adelante las acciones, burocráticas y sociales necesarias para poner en marcha el bien, que como tantos otros esta a punto de perderse.
Esta situación no ocurre solamente en la Biblioteca Belisario Roldan. Ahí tenemos otras instituciones, en nuestro barrio y en otros barrios, convertidos en Clubes de Truco, vaciados del contenido original como centro de impugnación y de creación de conductas, para enfrentar las situaciones que agobian y apesadumbran al hombre en el mundo actual.
Sólo una comisión, representativa de los distintos sectores barriales, será capaz de realizar las enérgicas acciones para sacar adelante el Centro Cultural y Biblioteca.
Felipe Pascual García
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