Esquinas de Buenos Aires y algo más
Las esquinas de Buenos Aires tienen encanto particular, ocurren en ellas las más diversas cosas, algunas son muy especiales como la de Rivadavia y José María Moreno ahí nomás a pasitos de mi querido Normal funcionó hasta los años cincuenta y pocos una importante sucursal de la Confitería Ideal, cuyo local Central está en Suipacha y Corrientes. La cúpula de ese edificio el de Caballito, digo, devenido ahora , en zapatería es una magnífica muestra de arquitectura. Bueno, creo que era una esquina ideal, vaya la redundancia para las citas de amor, eso me lo contaron …Mas cerca en el tiempo de mis recuerdos se impone la mole del Banco Provincia en Bartolomé Mitre y San Martin. Con torres de los edificios de la City que aspiran a llegar al cielo, ese lugar se ha transformado en muy colorido y ruidoso porque los motoqueros con sus poderosas maquinas inundan la esquina, fenómeno de la moderna comunicación.
Y… bueno ahora voy al placer de la ciudad a las sombreada esquinas de Melián cuando saluda a Juramento y luego cuando se encuentra con Mendoza. Tengo que pedir disculpas porque de Caballito tuve un olvido imperdonable, ahí nomás, al lado de la escuela esta el parque Rivadavia cuando esa calle forma esquina con el pequeño pasaje El maestro. Ese gran espacio verde fue la estancia de la familia Lezica, sobre el lugar se cuentan muchas leyendas una de las más populares y estremecedoras es la historia de la planchadora sin cabeza que recorre los martes por la noche los senderos arbolados y cuelga la ropa en el añoso ombú que permanece firme desde siempre.…Hay esquinas en Buenos Aires con música de tango, como Corrientes y Esmeralda.
Hay esquinas abandonadas como la de Callao y Rivadavia donde la Confitería del Molino espera una mano cálida que la rescate del olvido. Entre las ciudades y sus esquinas que cuentan historias, esta la de 18 de julio y Yi en pleno centro de Montevideo. En ese lugar hay una fuente llamada de los candados donde cientos de ellos rodean el lugar y dicen que cada uno se cerró con una promesa de amor eterno.
De Madrid me acuerdo especialmente del edificio Metrópolis con su cúpula dorada en La Gran Vía y la calle de Alcala, digo esto y llega a mis oídos la música de una zarzuela. No quiero olvidarme de Mar del Plata cuando altiva la Avda. Colón baja a la costanera y vemos ese mar azul inmenso y cautivante. Me olvidaba de mi adorada Bahía, no recuerdo los nombres de las calles pero sí el barrio, el mágico Pelourinho, lleno de callecitas que forman esquinas entrañables en una de ellas está la casa del Gran Jorge Amado. Yo ahora voy a tomar la Diagonal Sur, para ir a darle de comer a las palomas de Plaza de Mayo, mientras contemplo la Farola de La Prensa que me imagino iluminada como en los grandes acontecimientos de la ciudad.
Rosa de la Fuente
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