Desamparo
Lentamente abrió los ojos. La luz del sol que todo lo cubría le molestó y lo hizo parpadear. Lejanas escenas de su vida desfilaron en apurados pantallazos. Vio a su madre acomodándole el nudo de la corbata aquel primer día del nacional. Vibró hundiéndose en los besos de Lucía. La recordó llorosa cuando se separaron definitivamente..Qué cretino había sido. Ella sí lo amaba de verdad.
Tenía un fuerte dolor en su pierna izquierda, no podía descifrar si era más agudo en el tobillo o en la rodilla , o en ambos al mismo tiempo. Le carcomía le punzaba, le latía. Pasaron cinco minutos y entonces reaccionó. Volvió a oir la explosión. Recordó la confusión, los gritos, los llantos. Cómo resistieron sus oídos? La rubia que estaba a su lado… Qué tristeza! Qué injusticia! Había chicos, varios chicos, a uno y otro lado del pasillo, los había observado mientras acomodaba su maletín antes de ocupar el asiento. Y el equipo de básquet?. Desbordaba alegría .Se sabían ya ganadores de la copa internacional. Cantaban y alborotaban con maracas de cotillón. Ninguno superaba los treinta años…Si tan siquiera el taxi hubiera pinchado una goma, abordar el avión no hubiera sido posible. Conocía a la empleada que lo había dejado pasar a pesar de la hora, la pobre nunca le había resultado simpática… Una gaviota voló acompasadamente. Tenía la garganta seca El mar debía estar cerca pero él no se podía mover. Intentó incorporarse .Sólo logró darse vuelta. Se dio cuenta que su pierna estaba destrozada por las heridas. El sol fue describiendo su arco imperturbable hasta colocarse en ángulo recto para atormentar aún más su cuerpo.
Apoyó los brazos y acudiendo a todas sus fuerzas avanzó una y otra vez Al arrastrar la pierna aulló por el sufrimiento. Si tan solo tuviera un poco de agua. La boca deshidratada iba limitando la entrada de oxígeno. Notó que la tierra era arenosa. La costa estaría muy cerca Había palos y pedazos de alambre que se engancharon en la espalda de su camisa. Unos trapos anudados que parecían restos de un velero. volaron con una repentina brisa. Trató de prolongar la sensación de ese momentáneo fresco. Luego otra vez, el sol que abrasaba su piel. El dolor era insoportable. Ya no podía continuar. Estaría en África? Intentó sonreír. sobreponiéndose al miedo !Quién llegaría primero, Tarzán o los reducidores de cabezas.. En un desesperado intento quiso arrastrarse nuevamente. Los músculos de sus brazos se acalambraban. ya no sentía las piernas La insolación le impedía pensar. Ël, que odiaba los días grises deseaba que un milagro opacara esa bola de fuego. El suelo hervía. Todo giraba, giraba, quería alcanzar la cara de Lucía … pero se alejaba, se alejaba…
Después de cuatro días el helicóptero lo rescató. Como había deseado estaba lloviendo, pero su corazón ya no latía.
Rosa de la Fuente
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