Revista mi Barrio

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marzo 27, 2019

La justicia Porteña, resolvió revocar una pena condicional en un contexto de violencia de género, y dispuso que el condenado cumpla efectivamente la pena impuesta de tres años de prisión

 

El titular del juzgado en lo Penal, Contravencional y de Faltas n.° 10, Pablo Casas, tomó una audiencia especialmente convocada para seguir la marcha del cumplimiento de las pautas de conducta impuestas a un condenado el 22 de diciembre de 2018, en una causa por amenazas a tres mujeres en un contexto de violencia de género. Todo ello en el marco del expediente «XX s/art. 149 bis, segundo párrafo, 186 inc. 1°, 239 Código Penal».

 

Se trata de una mujer que tuvo una relación de pareja con el condenado, con quien tiene hijos en común, que recibía mensajes de texto y WhatsApp con amenazas de muerte. La misma fue asistida con el sistema de monitoreo que se aplica en estos casos. En la audiencia, la víctima narró diversos casos de incumplimiento, todos ellos ratificados por el sonido del dispositivo de alerta. Las amenazas contenían, en algunos casos, precisiones acerca de la vestimenta que llevaba en ese instante. Hecho que demostraba la proximidad del condenado. No sólo tenía prohibido tomar contacto con las víctimas, sino que también incluía la prohibición de acercarse a 500 metros de los domicilios que constan en la sentencia.

 

Ante las preguntas de la fiscal que entiende en la causa, señaló que las otras dos víctimas no habían recibido mensajes directamente. Y amplió señalando que «él hizo desastres en redes sociales, en FB, TWT, IG, diciendo que era una estafadora». Además, expuso que concurrían hombres a su comercio «pidiendo oferta de sexo que no realizó», munidos de su imagen.

 

El condenado no sólo incumplió en reiteradas ocasiones y fue advertido que se encontraba en la zona de restricción, sino que tampoco dio cuenta de haber iniciado el tratamiento psicológico que se le indicó, ni cumplimentó la concurrencia al taller. Todos estos elementos, sumados al hecho, que según la fiscal «se ha quitado los tres dispositivos de geoposicionamiento que vigilaban el control de las reglas anteriores, perdiendo todo tipo de control respecto de dónde se encontraba. Tanto es así que llevó más de una semana dar con su paradero y hacer efectiva la orden de captura».

 

Casas dio por acreditado que el imputado «se quitó las tres pulseras y decidió profugarse». Y a su vez, reconoció que la víctima «recibió por lo menos 80 mensajes«. Por último, destacó que «fue condenado por 21 hechos que incluyeron hechos de amenazas, amenazas coactivas, agravadas por el uso de armas, desobediencia e incendio doloso».-

 

Lic. Rodrigo Estévez Andrade

Jefe del Departamento de Información Judicial

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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