Personas en situación de Calle : Historias de Reinserción Social en la Ciudad
Tres personas que estuvieron en situación de calle cuentan su experiencia en un Centro de Inclusión Social porteño.
Al igual que varios de sus vecinos de cama, Carlos experimentó por primera vez una situación de calle durante la pandemia. Tiene 54 años y reside desde 2022 en el Centro de Inclusión Social (CIS) Félix Lora, un “parador” histórico de la Ciudad, cuyo nombre rinde homenaje a un emprendedor italiano que realizó numerosas donaciones en la Buenos Aires de principios del siglo XX.
Con voluntad propia y con acompañamiento profesional, Carlos logró reinsertarse laboralmente y, en paralelo, ha desarrollado un proyecto de servicio de fumigación domiciliaria. A pesar de las barreras que imponen la inflación y el mercado inmobiliario, ahora busca alternativas para alcanzar su próximo objetivo: recuperar su autonomía habitacional.
Aunque su anhelo sea irse, Carlos valora en forma positiva su estadía en el Félix Lora, sobre todo por la contención y el apoyo. “A mí me brindaron todas las herramientas para salir adelante. Me ayudaron a armar un curriculum, a acceder a un curso de formación, a tener una oportunidad laboral, en el área de Espacios Verdes de la Ciudad. Esa posibilidad era lo que yo necesitaba porque, a esta edad, no es fácil reinsertarse”, destacó en una entrevista realizada en el comedor del CIS. No se conformó con eso, no le era suficiente.
Aconsejado por el equipo de acompañamiento que trabaja en el Lora, se inscribió a principios de este año en un concurso que fomenta el desarrollo de emprendimientos productivos, diseñado por el Gobierno porteño para quienes transitan una situación de emergencia habitacional. Su proyecto de servicio de fumigación fue seleccionado y recibió durante cuatro meses apoyo técnico y económico para su puesta en marcha. Confía en que esta iniciativa le permitirá sumar los ingresos que implica un alquiler.
Centros de Inclusión Social
En el último censo anual de población en situación de calle, realizado a fines de abril, el Ejecutivo porteño identificó a 1243 personas en calle efectiva y a otras 2268 que residen en un CIS.
“Nuestros equipos del programa Buenos Aires Presente recorren todas las comunas para ofrecer alojamiento y otros recursos a quienes se encuentran en la calle. Queremos asistir y acompañar a esas personas para que, a través del trabajo, puedan rearmar un proyecto de vida”, señaló la ministra de Desarrollo Humano y Hábitat, María Migliore.
La Ciudad, a través de la Secretaría de Inclusión Social y Atención Inmediata, dispone de una red de dispositivos que ofrecen una asistencia integral a las personas en situación de calle. Cuenta con 45 alojamientos: algunos, los de mayor capacidad, son propios del Estado porteño; y la mayoría es de gestión asociada con privados. Estos centros están segmentados por poblaciones: hay exclusivos para familias, para mujeres solas, para mujeres con hijas e hijos y para hombres adultos solos (como el Félix Lora).
Los CIS cubren las necesidades más urgentes (alojamiento, alimentación e higiene) pero no solo eso. Desde el año pasado, se han incorporado progresivamente a los CIS nuevos equipos de profesionales que mantienen un contacto frecuente con cada residente con los objetivos de facilitarle la gestión de recursos, de identificar su perfil sociolaboral y de incentivarla a inscribirse a distintas actividades, sobre todo a cursos de terminalidad educativa y de capacitación.
La Ciudad tiene una red de dispositivos que ofrecen una asistencia integral a las personas en situación de calle
“En los últimos dos años hemos realizado una inversión muy importante en los centros para mejorar sus instalaciones y comodidades, y también para ofrecer distintas herramientas que les permitan a las personas y las familias lograr en el mediano plazo su propia autonomía habitacional”, indicó Migliore.
Desde ese ministerio aseguran que aceleraron un cambio de paradigma en la atención de la emergencia habitacional: de un modelo de asistencia a uno más integral, de inclusión. Se habilitó la posiblidad de que las personas alojadas puedan permanecer durante el día en los CIS (conocidos anteriormente como “hogares y paradores” que funcionaban solo durante la noche) y se incorporaron profesionales que les acercan diversas herramientas para facilitar su reinserción social.
Osiris es delgado, mide casi dos metros y tiene 34 años y facciones angulosas en su rostro. Egresó hace unos meses del Félix Lora, ubicado a un kilómetro de la Plaza de Mayo. A fines de 2022, quedó en situación de calle y pidió asistencia al programa Buenos Aires Presente (BAP).
“Cuando llegué al CIS, no tenía empleo, y ahora estoy trabajando en una empresa de limpieza. Tuve un cambio de mentalidad en el CIS. Primero me ayudaron a reponerme anímicamente y luego a encontrar una vocación. Descubrí que tengo vocación para lo social, me gustaría estudiar trabajo social. Fue positivo haber pasado por el CIS: yo dejé de enfocarme tanto en mis problemas y empecé a pensar en cómo ayudar a la gente que tiene más problemas que yo. Y eso mismo me fue sacando adelante”, explica Osiris.
“El programa Redes por la Inclusión se puso en marcha hace dos años y fue pensado para apuntalar las fortalezas, las habilidades y el ánimo de las personas que transitan una situación de emergencia habitacional. Acompañamos en el desarrollo de un nuevo proyecto de vida. No es una tarea sencilla, la coyuntura económica del país no ayuda. Es difícil acceder a un alquiler, pero desde el Gobierno de la Ciudad ofrecemos diversos recursos para allanar un poco ese trayecto de reinserción”, comentó la directora de Desarrollo e Inclusión Social, Rosario Angelillo, a cargo de los equipos de acompañamiento.
“El programa apuntala las fortalezas, las habilidades y el ánimo de las personas que transitan una emergencia habitacional”
A través de ese programa, se fortaleció el acompañamiento profesional en los CIS y se generó una amplia oferta de cursos de capacitación exclusivos para su población objetivo. “Más de 400 personas beneficiarias de distintos programas sociales de la Ciudad han asistido en los últimos diez meses a talleres de oficios dictados en centros de formación especializados, de primer nivel”, detalló la responsable de Redes por la Inclusión.
Al igual que Carlos, Marcelo se quedó sin empleo durante la pandemia y, poco después, sin vivienda. Estuvo en situación de calle durante unos días, hasta que ingresó en un CIS. Con el acompañamiento de los equipos, Marcelo se propuso, a los 56 años, recuperar su autonomía. Se anotó en cursos de capacitación, fue contratado por una empresa participante del programa Redes por la Inclusión y, así, pudo egresar en noviembre de 2022 del CIS hacia su vivienda alquilada. “Mi objetivo era rehacer mi vida, volver a ver a mis familiares y amigos, y lo logré.
Llevó mucho tiempo pero lo logré”.
Javier Nabais para www.revistamibarrio.com.ar
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