Acerca de la Mosca
En el siglo lll a. de C., cuando los romanos establecieron su primer taller de moneda, lo construyeron junto al templo de la diosa Juno Moneta, diosa ésta que, por una simple razón de vecindad, dio nombre a unos discos de oro, plata, cobre o estaño que por aquellos años significaban cuantas ovejas, toros o pieles estaban en circulación. Así nació el vocablo “moneta” o moneda. ¡La moneda! La que según un viejo refrán, “si se la hizo redonda para que ruede, también se la hizo plana, para que quede”.
Pero vayamos ya a lo nuestro y recordemos la fecha en que nos decidimos a acuñar moneda propia por primera vez. ¡Fue el martes 13 de abril de 1813! Algo que, más que una fecha, parece ser un destino.
Ese mismo año también habría de hacer su aparición, entre nosotros, el papel moneda. El gobierno solicitó, entonces, un préstamo de quinientos mil pesos a un grupo de capitalistas y, al no poder saldar la deuda dentro del plazo establecido, aquellos pagarés firmados comenzaron a circular como vales, para terminar dando origen al billete de banco.
Y ahora, recordemos que, con el significado de dinero (en clara alusión), la palabra ‘mosca’ (del latín musca) f. Insecto díptero, ya era utilizada por Francisco de Quevedo, quien, en La vida del Buscón (1626), cuando ‘el pícaro’ le da a guardar todo su dinero al ‘escribano’, este le dice: «Crea vuesa merced -después de haber pescado la mosca- que en nosotros está todo el juego…» (III, 4). Más tarde el pícaro cuenta cómo obtenía un buen dinero pidiendo «por el buen Jesú». Dice: «Al fin yo mudé de frasecicas y cogía maravillosa mosca» (III, 8).
¡La mosca! La que cuando es mucha y fácil de obtener, pasa a ser la “mosca loca”.
«Soneto a un malevo que no leyó a Borges»-
Letra: Luis Alposta – Música: Edmundo Rivero
No recibió la herencia del cuchillo
y con la droga reemplazó al coraje;
se enroló en el moderno malevaje
de inconscientes con dedo en el gatillo.
Lo trataba a su padre de masoca
porque supo ser siempre un laburante,
mientras él era sólo un delirante
que pensaba en tener la mosca loca.
Pero un mal día se escurrió la suerte
y boca abajo lo escrachó la muerte
vestido de polera y metralleta.
Es la historia de siempre se me antoja.
Que al que cruza al destino con luz roja,
no le falta quien le haga la boleta.
Luis Alposta para www.revistamibarrio.com.ar
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