El JARDIN BARROCO
En el siglo XVII las composiciones arquitectónicas basadas en las normas de equilibrio y simetría se van animando lentamente con elementos escenográficos propios de la época barroca. Por otra parte, aparecen nuevas formas en el arte del jardín: el anfiteatro y el teatro vegetal.
La tradición italiana al implantarse en Francia se enriquece con nuevos modelos, adecuados a espacios más amplios, en donde se intenta que la perspectiva se funda con el infinito
Los canteros adquieren gran relevancia y se crea un nuevo tipo el broderie: con los setos de boj se intenta imitar motivos bordados con delicadas volutas el centro de amplios canteros que acompañan simétricamente los bosquecillos que flaquean el gran camino central.
EL JARDIN FORMAL
Durante la primera mitad del siglo XVIII , el estilo italiano y su variante francesa ,fueron tomado como ejemplo y llevados a toda Europa España Holanda Alemania Austria y otros países fueron apareciendo jardines con trazados simétricos y escenográficos ,un poco teatrales típico del estilo francés ,muy marcados por el formalismo y la ausencia de significados ocultos. Aparecen también el formalismo ilustrado, que vuelve a la concepción humanista del hombre como centro y artífice de la naturaleza
Vuelve la propuesta del retorno a la naturalidad con la superación del jardín geométrico en aras de una voluntad paisajística
La poda ornamental, de un formalismo demasiado rígido, se regala a los pequeños jardines secretos, en donde se la considera un capricho, fruto de un gusto del pasado
El advenimiento del romanticismo supone una nueva manera de ver la naturaleza. Su gusto por lo sencillo y lo popular lleva a la creación del jardín domestico, una parcela donde las flores, las hortalizas y los frutales crecen en tablados rodeados por Boj .Por otra parte, el jardín tipo ingles se convierte en una referencia que con el paso del tiempo adquirirá gran referencia y preponderancia.
EL JARDIN JAPONES
En el jardín japonés, el arte de la composición esta rígido por la voluntad de reducir los elementos a sus líneas esenciales. No se trata de crear un área de reposo o de ocio, sino un lugar de meditación.
La naturaleza, más que presentarse, es evocada. La tarea del jardinero consiste en mostrar y reproducir su ritmo de crecimiento. La formas están compuestas de un elemento vegetal (planta, arbusto o musgo) o de materiales inertes (rocas, guijarros), colocadas en virtud de un orden que expresa equilibrio y permanencia.
El jardín es un cuadro, y como tal se procura mantenerlo siempre idéntico e inalterado, año tras año, gracias a la poda y las complejas técnicas del bonsái que se aplican con gran rigor y pericia para lograr un aspecto en el que el trabajo del hombre y el de la naturaleza se encuentren en perfecto equilibrio.
Matías Couto
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