Los Medios Barriales: entre el ser y la nada.
Por Aníbal Gotelli
Presidente del Instituto para Pensar Buenos Aires (IpeBA)
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Nadie retrató como Sartre la trascendencia y el verdadero valor de la libertad. Nadie, como Sartre tuvo primero y más en claro esa angustia tan permanente de los seres humanos que nos debatimos entre el ser y la nada, entre la necesidad de libertad y la angustia de no saber qué hacer con la libertad que conseguimos.
Todos los que me conocen saben que tengo una pasión especial por los Medios Barriales de Comunicación. Saben, quienes me han leído y me han escuchado, que desde hace mucho tiempo se han convertido para mi en una obsesión, fruto –sin dudas- de la profunda convicción que siento acerca de que los Medios Barriales de Comunicación son para mi el último bastión de la libertad de prensa en su estado más puro y verdadero, los únicos Medios que todavía informan sin intoxicación, especulación o compromiso político.
Los Medios Barriales son, sin dudas, la fuente de información más directa y más desinteresada para cualquier político, repartición o institución que quiere saber de primera mano cuáles son las necesidades, problemas y soluciones necesarias de cualquier ciudad o comunidad.
Pasa el tiempo, y me siento todavía más convencido.
Y pasa el tiempo, y veo que todavía no se tiene ni se ha conseguido meter el tema de los Medios Barriales de Comunicación entre los bienes sociales a defender en cualquier comunidad civilizada y organizada, como así tampoco, a pesar de lo que he tratado de hacer, decir y de escribir, no he conseguido ni lo hemos conseguido en conjunto quienes lo hemos intentado, que el tema de los Medios Barriales de Comunicación se haya introducido a la agenda política de la Ciudad de Buenos Aires.
Sigo viendo las mismas causas y los mismos vicios que son fundamento de los problemas que todavía padece este importante sector de nuestra prensa nacional, que es el de los Medios Barriales de Comunicación.
Veamos qué es lo que sigo viendo:
Primero, no se sigue entendiendo que los Medios Barriales de Comunicación son la fuente más directa y desinteresada de información acerca de los problemas barriales. Al Medio Barrial no le interesan las grandes cuestiones que desvelan a los grande medios de comunicación nacionales, ni les interesa tirar gobiernos, ni entrar en la guerra mediática contra ningún gobierno. Ni siquiera les interesa ser una especie de contra-poder tal como puede suceder con cualquier otro medio de comunicación masivo y nacional. El Medio de Comunicación Barrial ve el problema, ve la calle, ve el bache, ve el colegio, ve aquello que no funciona en forma directa y lo plasma en las hojas o web de su publicación.
Los Medios Barriales de Comunicación son información sin contaminación.
Segundo, no se sigue entendiendo el volumen que, en conjunto, son todos los ejemplares que publican todos nuestros Medios Barriales de Comunicación. En efecto, si sumamos todos los ejemplares, de todos los periódicos que se publican tan sólo en la Ciudad de Buenos Aires, nos daríamos cuenta del alcance masivo que esos medios tienen en nuestra comunidad local. Por lo cual, si nuestros dirigentes entendieran lo importante que es hacer propaganda política, institucional y hasta gubernamental y política en nuestros Medios Barriales de Comunicación, el alcance de sus mensajes llegaría a mucha más gente de la que ellos mismos pueden llegarse imaginar. Muchos de ellos no lo entienden, quizás por miopía política o quizás por ese cholulismo indecente que muchos de ellos sienten al imaginarse publicados en un medio masivo y nacional.
Tercero, no se sigue entendiendo que nuestros Medios de Comunicación Barrial son de distribución libre y gratuita y que muchos de los porteños que ya no compran ninguno de los diarios nacionales por cuestiones económicas o por descrédito social de esos mismos diarios, en cambio sí todavía siguen retirando de la panadería, de la carnicería o de cualquier negocio de su barrio un ejemplar del medio barrial de su zona.
Cuarto, los Medios Barriales de Comunicación no han entrado en la guerra brutal, descontrolada y sin nivel ni piedad que han declarado algunos medios nacionales de comunicación tanto al gobierno nacional, como a otros sectores sociales y políticos que sienten como enemigos o como obstaculizadores de sus apetencias económicas, políticas o informativas. Todavía para los Medios Barriales de Comunicación la verdad no es un bien negociable ni los lectores somos rehenes involuntarios de una guerra que ni por asomo hemos querido.
Quinto, los Medios Barriales de Comunicación siguen publicándose a base de un gran esfuerzo por parte de sus editores y redactores. Muchos son emprendimientos familiares o de pequeños grupos de amigos o de una sola persona que hace las veces de editor, redactor, comercializador y control de imprenta. Es mucho el esfuerzo en razón de la poca atención que se les presta, tanto socialmente como políticamente.
Los partidos políticos, por ejemplo, que muchas veces se han llenado la boca hablando de los Medios Barriales de Comunicación son los mismos que llegado el momento o llegado al poder no han hecho mucho por ellos, y ni siquiera han publicado un solo aviso pagado o han mejorado la pauta publicitaria oficial en beneficio de nuestros Medios Barriales de Comunicación.
Sexto, los Medios Barriales de Comunicación han sufrido los embates de acciones estatales que han tratado de minar su cohesión, su acción mancomunada y su posibilidad de defenderse como sector. La creación de registros, la fijación de pautas de evaluación no siempre regulares y fáciles de cumplimentar, han hecho que el sector de nuestros Medios Barriales de Comunicación haya crecido o se haya mantenido en forma despareja, sumamente asimétrica. Un subsidio o aporte oficial, es la razón a veces de existencia, subsistencia o desaparición de un medio barrial de comunicación.
Séptimo, los Medios Barriales de Comunicación están redactados y están dirigidos por periodistas vocacionales, con fuertes convicciones ideológicas. Por lo tanto, no están editados –como sucede con los medios nacionales de comunicación- por personas que más que periodistas vocacionales, sinceros y libertarios son meros trabajadores de un medio de comunicación, con los mismos miedos al despido, a la sanción y la pérdida salarial de cualquier trabajador de una fábrica, de un comercio, de un shopping o de un cine.
El periodista barrial es un ser profundamente libre, difícil de comprar, difícil de convencer de lo que no quiere ser convencido. El periodista barrial es artífice de su propio destino y es portador y defensor de su propia verdad. ¿Será acaso que por ser libres, por ser insobornables, por ser difíciles de convencer y de comprar parece convenirle a algunos tenerlos al margen de pautas mejores, de condiciones más favorables o de estándares de desarrollo más competitivos?.
Octavo, los Medios Barriales de Comunicación por su parte deben entender que la unión va a seguir siendo su mayor fuerza. Desunidos corren peligro, porque a los poderosos de turno nunca les convienen los medios de información independientes y valientes, los medios que tienen un contacto directo, inmediato y confiable entre la letra y el lector. Muchos de los que hemos perdido confianza en muchos de nuestros medios nacionales de comunicación, todavía creemos en la imparcialidad, en la necesidad y en la solvencia intelectual e ideológica de nuestros Medios Barriales de Comunicación.
Noveno, los porteños por nuestro lado, todos los porteños sin distinción de partido, clase social, ideología o cualquier otra división circunstancial, debemos comprender que los Medios Barriales de Comunicación no son solo nuestro más confiable e inmediato canal de información sobre lo que sucede en nuestra comunidad, sino además, que son la fuente más directa de denuncia, de señalamiento o de llamado de atención en niveles superiores de lo que necesita nuestro sector, nuestro barrio o nuestra comunidad.
Y décimo, aunque no en último lugar, todos, absolutamente todos, debemos entender que nos encontramos en un punto de inflexión, en un innegable punto de no retorno, para que nuestros Medios Barriales de Comunicación sigan “siendo” nuestro canal más confiable de comunicación porteña o lleguen a ser la “nada” que muchos dirigentes, muchos políticos, muchos funcionarios y muchos medios nacionales de comunicación quieren que sean.
Los Medios Barriales de Comunicación son los más importantes fiscales informativos de los abusos, la inactividad o las medidas inadecuadas que adoptan los gobiernos, cualquier gobierno, todos los gobiernos. La fiscalización informativa, es uno de los pilares fundamentales de la Fiscalización Ciudadana que tanto pregona y lleva adelante nuestro Instituto, el Instituto para Pensar Buenos Aires (IpeBA). Soy un convencido de que la fortaleza de nuestros Medios Barriales de Comunicación nos hará más fuertes como sociedad, como comunidad y como Ciudad.
Los que estamos convencidos de que nuestro sistema político debe ser, de una vez por todas, representativo, republicano y municipal, no concebimos una Ciudad desarrollada sin una Prensa Barrial fuerte y desarrollada.
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